La noción sobre política, en el consiente colectivo, es increíblemente igual, es decir, básicamente no ha tenido evolución, pues del discurso del político a las acciones, existe un abismo gigante, como ha sucedido en tiempos anteriores, pues su iniciativa se encuentra plagada de ideas cargadas, de ideas simples sobre la desaparición de la pobreza, el aumento de posibilidades (equidad), entre otras más; mayormente, concebidos (los políticos), como verdaderos justicieros, exigiendo lo que por derecho se entiende es facultad del Estado, sin embargo, se topan con una gran dificultad, matizada en factores reales de poder, entonces la fe en estos dioses justicieros, se deviene a bolsillos (intereses) de unos cuantos.

Weber define a la política contemporánea como politeísmo, un universo de dioses basados en adquirir la fe de los ciudadanos creyentes de la política, pero que en la tabla de acciones, se encuentran humanizados, sometidos pues, al trabajo de convertir en realidad sus palabras prometidas.

El gobierno, no debe ser concebido como un activista general, aquel que todo lo ve y todo lo puede, esa presencia omnipotente es despreciada por una sociedad que surge de un constante conflicto social; entonces abríamos de entender realmente el problema de fondo, que no es otra cosa que saber ¿cuál es el ámbito que el  gobierno debe de manejar?, y así definir de mejor manera, ¿cuál debería ser la acción subsecuente?

El cambio o acción es radical, pues se cambia una visión periférica, de aquel gran estado paternalista, que todo provee, y que todo lo arregla, en fin, que se encuentra inmiscuido en todos los ámbitos, que se ha venido convirtiendo en una naturaleza para el propio mexicano, en una más simple, que no pierda su fuerza, su legitimidad, sin renunciar a sus objetivos primordiales de seguridad y bienestar social.

Es entonces, cuando la idea de incluir políticas variadas, es imprescindible, pues habrá que adecuar a cada estrato social, el ¿cómo? y el ¿para qué?, de cada una de las políticas aplicables, pues estamos en el intelecto, de que las necesidades de una sociedad dividida por estratos, es claramente diferente en cuanto a sus necesidades generales, e incluso básicas. Habrá que regular y asignar recursos, de una manera estrictamente matemática. Se trata de equidad y no de igualdad, pues esta última, opera en planos diferentes.

Es el caso de regresar a una política social y encuadrarla a cada estrato, buscando esa legitimidad perdida; es donde considero factible el aumento de facultades de los gobiernos locales, pues es se aplicará una política a un numero más reducido de personas y con problemas mayormente marcados. Por último, es necesario que se experimente muchas políticas, y no solo aventar al pueblo a un abismo, sino adecuar, la evolución social, por medio de la experimentación social. Es un binomio natural (evolución-adecuación). La generalidad, es el gran problema en una sociedad estratificada.

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Autor: lucius vorenus (Visita mi Oficina)