Todos somos espíritu y somos eternos, hemos vivido en prácticamente todas las épocas, y hemos recorrido toda la geografía del planeta, también hemos hablado la mayoría de los idiomas, entre lenguas vivas y muertas.

Entre nosotros existen espíritus muy adelantados, que son aquellos que se han esforzado por tener más conocimiento, que han practicado eficientemente la caridad, el perdón y el amor a la humanidad, estos espíritus, con su ejemplo y enseñanzas nos dan lecciones a los demás, estos son los espíritus puros y por tal motivo están más cerca de Dios.

Hay otros menos adelantados, pero que cumplen con las leyes de Dios, y desde luego, están en vías de ser espíritus puros.

Y también están los que no han aprendido lo suficiente, aquellos que aún les falta mucho por aprender.

Ahora bien, entre nosotros hay espíritus jóvenes y espíritus viejos, sin que esto tenga que ver con el grado de adelanto y conocimientos, pues como en una escuela, hay alumnos que estudian mucho y otros no tanto.

Aunado al conocimiento esta la experiencia, esa experiencia que los espíritus tenemos al pasar por tantas vidas, experiencia que querámoslo o no forma parte de nosotros como espíritu, de ahí viene la intuición, la facilidad para aprender algún idioma en especial, y el gusto por algún oficio o profesión en particular.

De cualquier forma, para llegar a ser espíritus avanzados, tenemos que conocerlo todo, estamos aquí para aprenderlo todo, algunos estudian más que otros, como en una escuela, algunos tardaran más tiempo en graduarse y otros menos tiempo.

El ser abogados y el haber pasado por una universidad, nos indica que nuestro grado de aprovechamiento no es tan bajo, entre los abogados como en todas las profesiones, los hay buenos y otros no tanto, pero el hecho de ser universitario nos indica que de algún modo estamos por encima del promedio, y es aquí donde tenemos que hacer conciencia y aprovechar la oportunidad que tenemos, de conducirnos con rectitud y hacer de nuestra profesión un estandarte de legalidad.

Por eso es que me dirijo a ustedes abogados, porque el mundo está lleno de intenciones, y es precisamente en las intenciones en lo que más se fija el Altísimo, yo los invito pues, a ser honestos, a utilizar el breve espacio de una vida haciendo el bien, máxime si se tiene un cargo público, y verán cambios trascendentes en su vida, porque las recompensas llegan casi de inmediato, en esta misma vida.

Juan Derecho.

Mail: j u a n d e r e c h o 3  3 g m a i  l . c o m  (todo junto sin espacios)

Los invito a leer: El Libro de los Espíritus de Allan Kardec

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Autor: juanderecho33 (Visita mi Oficina)