Hace ya cerca de seis años, recién graduado y pasando por los sinsabores, decepciones, amarguras, enojos y alegrías; las menos, de las experiencias de pasante, conocí a quien habría de hacerme sentir que el paso por el juzgado tercero de lo familiar, fuera un viacrucis, pero que cambió, enteramente mi vida.

Era una mujer alta, espigada, de cabello rojízo que le daba un tono sonrojado a su blanca tez, acalorada por el cúmulo de trabajo que no veía terminar ante la insistencia de los abogados, que como yo, esperaban su turno para presentar un escrito o requerirle de algún expediente. Debido a su mal genio, era conocida, casi despectivamente, según las platicas de los abogados en los pasillos, como La Güera. "En la m... me tocó el sexto, otra vez verle la cara a esta p... vieja", "ay W... parece que debo una manda, ¿ya viste donde me tocó?".

Comentarios de este tipo, algunos mas discretos, otros mas agrios y ofensivos, pero parece ser que esta mujer, sin siquiera saberlo, provocaba un malestar entre la mayoría de los abogados a tal punto, que los asuntos ventilados en ese juzgado, los delegaban a otros. Estos abogados, no querían hacer un esfuerzo y solucionar este conflicto, que para algunos no representa mayor problema. Hay quienes dirán la reporto, la ignoro, yo a lo que voy, esto es para los novatos, etc...

La Güera era la encargada de la oficialía de partes y archivo, sus labores las repartía entre su compañera y amiga lulú. Lulú era mas abierta, siempre sonreía, era mas amable, parecía que acababa de llegar de disfrutar unas vacaciones y se le veía, satisfecha con su trabajo, daba gusto ser atendido por ella. En cambio la güera, jija de su madre, era una reverenda mula.

Así las cosas, leyendo a Dale Carnegie, me propuse aplicar la técnica que recomienda en su libro "Como ganar amigos e influir en las personas". Carnegie considera que el prójimo es la persona mas importante y haciendoselo saber, es como lograremos lo que queramos de él. Todo el mundo necesitamos de ser aprobados por la sociedad y para eso, necesitamos de ciertas manifestaciones, como saludos efusivos a nuestros coompañeros, sonrisas a todo el mundo y algo muy importante: Llamar por su nombre a todas las personas con las que tenemos relación.

Según Dale, mi primer tarea consistió, en investigar el nombre de La Güera.

UFF!, valdrá la pena?, me preguntaba... (continuará).

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Autor: Lic. Juan (Visita mi Oficina)