Saludos muy afectuosos Héctor y gracias por este valioso artículo.

Después de todo, en psiquiatría se reconoce a la esquizofrenia - aunque la que nos ocupa por el momento sea de tipo policial -como una locura.

La historia, en algunos de sus segmentos, ubica a Hitler y otros dictadorzuelos como dementes o enfermos de poder y a la vez suficientemente cuerdos para diseñar estrategias de escape a la impunidad. Su contrapeso fue la indignación mundial pues la nacional y propia de los gobernados fue cruel e inhumanamente sofocada por las propias instituciones creadas para su seguridad.

En igual paradoja nos encontramos los mexicanos.