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AutorRespuesta No: 240013
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Fecha de respuesta: Lunes 26 de Septiembre de 2011 17:36 2011-09-26 17:36 desde IP: 148.240.80.34
Licenciada Iliana y todos compañeros los foristas, abogados y no profesionales del derecho.
Recién ayer, acedí nuevamente al foro, y hasta hoy tuve oportunidad de conocerla propuesta hecha por la Licenciada Iliana, y la respuesta que a su moción ha sido externada por varios de quienes participamos en México Legal.
En realidad, es difícil acatarcabalmente las reglas de cortesís, pues no podemos dejar de reconocer que,muchos de nosotros, una de las características que nos distinguen como abogados, es precisamente la combatividad y la confrontación de las ideas a través del debate.
Ciertamente, no podemos exigir a todos quienes intervenimos, el empleo de un lenguaje forma y solemne, pues entonces perderíamos la individualidad que no solamente distingue a un ser humano de los demás, sino que, adicionalmente, es un derecho que cada uno ejerce en la forma que le es máscomprensible, aunque es innegable que, frecuentemente, se llega al insulto y a la diatriba, solamente con el afán de denostar a alguna persona; defecto que es inherente a la naturaleza humana, la que, a pesar de que supuestamente por ser inteligente, debe distinguirse de los demás seres vivos que poblamos el planeta, por desgracia hacemos a un lado ese atributi y nos dejamos conducir por emociones negativas que nos llevan a un punto que muchas veces no quisiéramos haber llegado.
Sin embargo, frecuentemente no pensamos (pese a esa inteligencia de la que nos ufanamos), que llegando al punto del no retorno en las ofensas, en lugar de haber creado vínculos de compañerismo, solamente generamos enemistades; con mayor razón, porque tomamos muy a pecho y a título personal, calificativos que no debieran ofendernos a nosotros, a quienes supiestamente van dirigidos, sino que a quien deben lastimar, es precisamente al que los profiere.
Yo, durante muchos años, he aplicado una serie de reglas que me ha permitido, durante el ejercicio profesional, no personalizar ningún problema, y menos, cuando no afecta a mi persona.
En el caso, la forma de solucionar las agresiones que he llegado a recibir, es muy simple, para lo cual, pongo el siguiente ejemplo.
Si una persona se acerca a cualquiera de nosotros, y nos ofrece como obsequio, por decir algo, un reloj rolex de oro de 24 kilates, y nosotros no aceptamos el presente, ¿A quien pertenece el reloj?; evidentemente a quien pretendía regalarnoslo; asimismo, cuando alguien intenda agredirme y ofenderme a través de una serie de frases insultantes, simplemente no se las acepto, a efecto que él se quede con ellas, y de esa forma, quien resulta lastimado es quien profirió las agresiones, ya que al no haberselas recibido, no son mías, sino del que las emitió.
Solamente hay que tener presente, que la vida nos presenta una serie de acontecimientos que, de nosotros depende que pasen desapercibidos, o que pasen a engrosar la carga de eventos que no debimos haber aceptado. Los insultos, solamente hieren cuando nosostros aceptamos que así lo hagan.
Y sabiendo que en el foro hay infinidad de foristas, cuya sabiduría y conocimientos jurídicos deben de ser reconocidos (sería muy extenso hacer una denominación de todos ellos), sin importar que en vocabulario que empleen, pues lo importante es que, finalmente, el consultante reciba una orientación que le sea comprensible y que despeje las intrrogantes que tiene, y otros, que carecen de toda calidad humana, y solamente buscan lastimar a las personas, sin tener derecho alguno para hacerlo (también existe una extenso número de ellos, a los que desde luego no vale la pena mencionar por su nombre).
Además, tampoco debemos pasar por alto que muchas de las frases que estimamos ofensivas, su significado gramatical no es el que indebidamente les damos al injuriar o al recibir el agravio, sino uno muy distinto; razón de más para no tomar en consideración la opinión de alguien que, evidentemente, solamente la externa por ser alguien visceral, que no conoce personal a cabalidad, a la persona a quien la dirige.
Por lo mismo, reitero, la forma en que a esos ofensores debe tratárseles, es ignorándolos y dejando que sus ofensas sigan perteneciéndoles a ellos, para que sean quienes reciban las laceraciones que buscaron a toda costa causar a otro.
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