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AutorRespuesta No: 214606
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Fecha de respuesta: Jueves 10 de Marzo de 2011 11:46 2011-03-10 11:46 desde IP: 201.173.182.18
Este es uno de esos temas que desde mi muy personal punto de vista genera posturas opuestas entre hombres y mujeres, suele suceder que los hombre en su mayoría rechazan fieramente el homosexualismo (en cualquiera de sus presentaciones) en cambio las mujeres en su mayoría nos es más fácil aceptarlo e interactuar con estas personas.
El origen de estos comportamientos no es un misterio, radica en nuestras tradiciones y costumbres, los hombres por generaciones han sido educados para ser y representar la fuerza dentro del seno familiar, son los que aportan el gasto (mayormente), imponen códigos de comportamiento y hacen prevalecer sus principios morales, por lo tanto, no es “aceptable”, ver a los hombres llorar, eso representa debilidad, no es aceptable verlos cariñosos con sus hijos o nietos, eso es “mariconeria”, en cambio el papel de la mujer, educada para ser la esposa, luego la madre y después la abuela, es mucho menos “relevante”, pero al final de cuentas es la contraparte del papel del hombre, y en ocasiones es la medida justa de la balanza entre la rigidez del padre y las necesidades de los hijos, no esconde ni disfraza su amor por los suyos, los acariña constantemente, llora si está feliz y llora si esta acongojada y seguramente le daría con el mazo del metate al padre que pretendiera echar de su lado a un hijo homosexual.
Para una mujer que es madre, siempre será más importante y valioso mantener unida su familia a través de los lazos de amor, devoción, protección, seguridad y fortaleza, lo que la sociedad diga u opine no la incómoda.
En cambio para un hombre que es padre, lo importante es la “integridad” porque es un ser que vive y se desenvuelve en un ambiente de “machos” con principios bastante similares, este hombre no está dispuesto a ser la burla y escarnio de sus congéneres por tener un hijo(a) homosexual, antepone su ideología a sus sentimientos.
Me pregunto hasta qué punto somos nosotros mismos o lo que nos han enseñado que debemos ser.
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