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ABANDONO DE ADULTA MAYOR POR SUS FAMILIARES DIRECTOS
- Consulta : 234920
- Autor : julieta_NR
- Publicado : Viernes 04 de Julio de 2014 20:20 desde la IP: 189.242.61.209
- Tipo de Usuario :
- Visitas : 4,072
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AutorConsulta
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Publicado el Viernes 04 de Julio de 2014
Estado de Referencia: Distrito Federal
Saludos estimados abogados, recurro a Uds. porque considero a México Legal un foro serio de consultas en internet. Ojalá alguno de Uds. pueda orientar mi caso y que éste sirva de ejemplo para otros. Sucede que familiarmente no sabemos qué hacer con los siguientes hechos:
La persona del caso, fue la esposa de mi tío consanguineo, él falleció hace 14 años. La señora, es una mujer de 94 años, que pese a su avanzada edad es funcional en un grado muy alto, ya que no padece enfermedad alguna, tales como diabetes o hipertensión, y ha sido dictaminada sana por varios médicos. Camina muy bien y hasta sin encorvaduras; escucha, entiende y conversa de forma clara; incluso fuma una cajetilla diaria y no tiene daño en los pulmones. Su único problema discapacitante es que padece cataratas en ambos ojos, y este padecimiento aumenta exponencialmente día a día y es la fuente principal de sus problemas y en consecuencia, de los nuestros.
Cabe señalar, antes de seguir narrando, que la señora no posee bienes de ningún tipo, excepto sus pertenencias personales. Ya que pudiesen despertarse suspicacias.
Cualquiera diria "que se opere y ya, se resuelve todo". Y en efecto, una cirugía de cataratas resolvería en gran parte la problemática. Incluso la tía política sí desea realizarse dicha operación en sus ojos, y además tiene el servicio médico del ISSSTE para hacerlo; pero sus familiares directos no apoyan su decisión.
Por el contrario, le comentan que ya no tiene sentido "a su edad". Nosotros como familiares de su finado esposo, no hemos podido ayudarla con este trámite, pues aunque vive en nuestra casa, la autorización y el trámite para la cirugía la deben hacer sus familiares directos, en este caso sus sobrinos, quienes viven muy lejos, no comprenden sus necesidades y esporádicamente la visitan.
Mi tío y su esposa (la persona del caso) llegaron a vivir a nuestro domicilio después de 20 años de casados, por invitación de mi abuela cuando ésta aún vivía; y ella (la tía política) ha vivido bajo el mismo techo que nosotros alrededor de 35 años, en una relación total de armonía y cordialidad.
Es decir, al morir mi tío, su esposa (quien para esa fecha ya contaba con 80 años) se quedó a vivir con nosotros, en la misma casa familiar, en las habitaciones que ocupaban como matrimonio, en la misma calidad de gratuidad en que la que llegaron a vivir con mi abuela. Su matrimonio no procreó hijos nunca, por lo que se generó una buena convivencia con algunos de los sobrinos del finado, entre ellos, su servidora, que desde que nací, vivo en esta casa. Tengo 48 años de edad, y ellos duraron de casados casi 50.
Cabe señalar que no existe dependencia alguna de la señora adulta mayor con nosotros, sólo una excelente relación familiar política.
Mi tío al morir le dejó una pensión económica y servicios médicos del ISSSTE. Su ingreso es suficiente para el sustento de la adulta mayor, dinero que ocupa exclusivamente para ella, el cual maneja de forma autónoma, ya que como lo mencioné anteriormente; nosotros (la familia del finado) somos los propietarios del inmueble y hemos sostenido los gastos del mismo, desde siempre.
Por lo que, el sustento de la señora, así como su casa-habitación no son "el problema". Debo enfatizar que todos los integrantes de nuestra familia, no deseamos que económicamente coopere en nada, ni tampoco la "estamos echando", como pudiese mal pensarse. Lo que sucede, es que al irse quedando ciega, ella está teniendo problemas personales y en consecuencia, causando problemas a nuestra convivencia, que antes nunca se habían presentado.
Su discapacidad, está terminando con sus deseos de vivir y con la armonía familiar de que disfrutábamos.
Es decir, nosotros, los sobrinos políticos, observamos cómo la persona de la que hablo se va deprimiendo diariamente, y aunque ella trata de hacer su vida cotidiana de independencia, está corriendo riesgos muy altos al salir a la calle, al hacer sus quehaceres en sus habitaciones, ya no puede ver la tv que tanto le gustaba, y ni siquiera marcar el teléfono; no puede acercarse a la estufa, cuando su gusto era guisar; siente que al solicitar algo, "está molestando" y evita que se le ayude. Además, está siendo abusada en sus recursos económicos y bienes personales, por comerciantes y pseudoamigos que ella frecuenta.
Un ejemplo es su tarjeta de pensión alimentaria del gobierno del DF y el dinero de su pensión. Ella manejaba su dinero de manera autónoma, hasta que por su debilidad visual comenzó a perderlo y a ser robada por los comerciantes en el importe del pago de sus compras.
Asimismo, una pseudoamiga de ella y su sobrino, quedó en noviembre de 2013, ante trabajo social como titular de la pensión alimentaria del DF, con el fin de llevarla a su compras y tener en custodia su tarjeta. Nosotros estuvimos de testigos cuando su sobrino directo, designó a esta persona para tal efecto. Sin embargo, al primer depósito que recibió del gobierno del DF, siendo titular la pseudo amiga, ésta le robó la tarjeta y gastó el saldo.
Como consecuencia de este hecho delictuoso, yo le pedí a la pseudo amiga de la tía, que no entrara a nuestro domicilio por ningún motivo, pues había cometido un abuso de confianza y robo a la adulta mayor, y esto nos hacía un agravio indirecto.
La pseudoamiga de la tía, fingió alejarse, pero durante meses sigue reuniéndose con la tía política a escondidas de nosotros, hasta que nos dimos cuenta recientemente que entraba a nuestro domicilio cuando no estamos, sintiéndose apoyada por la tía política y sus dos sobrinos directos, con quienes no ha perdido la amistad, pese a los hechos.
Después de hacer una revisión en el domicilio, observamos que los objetos personales de valor de la tía política se han ido desapareciendo, así como uno que otro objeto de nuestra propiedad. Sin embargo no hemos encontrado a la pseudoamiga en flagrancia de robo, pero sí dentro del inmueble, por lo que le prohibimos el acceso por segunda ocasión, bajo advertencia, esta vez, de llevarla ante un Ministerio Público si entra a nuestra casa, estemos o no.
Lo anterior fue hecho del conocimiento a los sobrinos directos de nuestra tía política; a lo que ambos (sobrino y sobrina) nos respondieron que "la pseudoamiga" es la única persona de su confianza para atender a su tía, pues ellos no pueden hacerlo personalmente, incluyendo sábados, domingos y días festivos; y que como la tía ya se está quedando ciega y es una adulta mayor, y además no depende de nosotros (los sobrinos políticos) económicamente, pues ellos "deciden" lo que necesita su tía. Pasando por alto la importancia de la relación no familiar que nos une con la señora y que "su tía" vive en nuestra casa.
Cabe mencionar, que los sobrinos directos de la tía, poseen visiblemente una condición económica muy desahogada, y aún así, pretextan que por "sus ocupaciones y por la falta de recursos económicos" no pueden dedicarle a su tía, ni llevar un programa de visitas, ni llevársela a vivir con ellos. Tampoco llevar a cabo personalmente trámites o actividades relacionadas con sus necesidades de salud visual, emocional, afectiva o económica, y que por ello "autorizan" a la pseudoamiga, a que se encargue de su tía, aún sabiendo los delitos que la mencionada persona cometió en contra de la adulta mayor.
Además, y según él, como ayuda a su tía, el sobrino ha tomado posesión de la tarjeta de pensión del ISSSTE de la adulta mayor, y le cobra y administra sus recursos económicos, los cuales le entrega en fracciones semanales, ya sea por envío con terceras personas, o se lo trae él personalmente, pero sin dedicarle tiempo a su tía, únicamente le entrega el recurso y se va.
Es decir, con estos hechos, la tía política está prácticamente abandonada por sus sobrinos directos y expuesta a muchas otras cosas, pero la tía los exculpa, si alguna persona hace un comentario al respecto.
Nosotros, los sobrinos políticos, deseamos un acuerdo firmado ante una autoridad legal, entre los sobrinos directos y nosotros (sobrinos políticos) para el bienestar de la tía y recobrar la armonía en la que conviviamos.
Observamos sin saber qué hacer, y saber si lo podemos hacer, que la adulta mayor cada vez está más ciega, más discapacitada, en consecuencia se deprime; los comerciantes y pseudoamistades abusan de ella y le roban; así como también por su discapacidad visual está más expuesta a un accidente dentro o fuera del domicilio; porque sobra decir, que la tía política, acostumbrada a su total independencia y autonomía, continúa haciendo "su vida" y pasa por alto nuestras recomendaciones de seguridad y moderación que nosotros le hacemos. Por ejemplo, que no se suba a una silla para alcanzar algún objeto o que no se salga de noche a la tienda.
Familiarmente sostenemos el apoyo que siempre le hemos dado a la tía política, pero deseamos se resuelva su situación jurídica como adulta mayor en discapacidad.
¿Podemos hacer algo de acuerdo a la ley, que no lesione nuestros derechos, ni nuestras emociones, ni nuestro bolsillo?
Les agradezco infinitamente sus respuestas.
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AutorConsulta
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AutorRespuesta No: 359067
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Fecha de respuesta: Sábado 05 de Julio de 2014 03:19 2014-07-05 03:19 desde IP: 201.141.102.78
Demande alientos a los familiares consanguineos.
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