Estado de Referencia: Distrito Federal

Buenas tardes, mi situación es la siguiente hace dos semanas perdí a mi pequeña de 35 semanas de gestación, a las 32 semanas me diagnosticaron hipertensión arterial y por medio de un ultrasonido me recomendaron mayor control porque mi placenta ya comenzaba a estar en grado III, es decir muy madura y a tener calcificaciones. Al estar internada en el Hospital Zaragoza (debido a que cuenta con Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales) por causa de la hipertensión,  les comenté a los doctores de Perinatología, que en el momento revisaron mi estancia en el Hospital, acerca de la situación encontrada en mi placenta, incluso se les entregó copia de cada uno de los ultrasonidos realizados hasta ese momento, ellos sólo me indicaron que me habían atendido sólo por la hipertensión, que para otra situación regresara a mi clínica y tratara ese asunto con mi doctor o que solicitara mi pase. En mi estancia en el dicho Hospital, los doctores de perinatología me realizaron dos ultrasonidos, durante los cuales nuevamente pregunté acerca de la madurez de la placenta y el estado de salud de mi bebé, su respuesta fue que todo "estaba bien", además que sólo era una revisión puesto que "lo que ya tenía mi bebé ya lo tenía, y que lo que le faltara pues ya le faltaba", incluso pregunté cuándo me harían la cesárea pues si debido a la placenta en grado III yo ya no alimentaba a mi bebé lo mejor era que naciera para ayudarla afuera. Todo lo que me dijeron fue que mientras más tiempo estuviera adentro de mi mi nena sería mejor. A la siguiente semana tuve mi revisión con la doctora que me atendía en el Hospital Regional, comentando mi situación con la doctora ella mostró la inconformidad acerca de lo sucedido pues me hizo referencia de que si ya me habían recibido allá ¿por qué me regresaban? ella procedió a darme el pase para que me atendieran en Perinatología. La madrugada del día siguiente me despertó un dolor muy fuerte en el vientre, muchas ganas de ir al baño y la panza con una contracción horrible y que no se quitó. Al acudir al Hospital Zaragoza, me recibió una enfermera, yo le pedí que llamara rápido al doctor(a) en turno puesto que yo iba muy mal, ella respondió con un tono grosero que si era mi primer hijo, su tono mostraba molestia por el dolor que yo tenía. Llegó una doctora o enfermera muy jovencita quien comenzó a buscar los latidos de mi bebé con un aparato, posteriormente entró la doctora encargargada del turno en la admisión, quien sólo se sentó a escribir en la comadora, en ningún momento me revisó, yo le rogué y supliqué que me ayudara con mi nena, mientras me daba cuenta que ya no escuchaban los latidos de mi pequeña.  La doctora estudiante inmediatamente llamó al personal de la Toco, llegaron otras doctoras quienes al revisarme con el ultrasonido encontraron que el corazón de mi nena estaba con un latido muy lento, su corazón sólo latía 90 por minuto. Lo único que me dijo la doctora  encargada de la Toco tras ver el ultrasonido fue: --Señora ¿los doctores le habían dicho algo sobre su placenta?, yo le explique acerca de todo lo que arriba describí y que los doctores no me habían hecho caso, pregunte si esa era la causa del dolor, ya no recibí respuesta, sólo procedieron a decirle a la doctora de admisión que se apurara porque "ya no iba a alcanzar a mi bebé", yo suplicaba ayuda y la doctora sólo escribía... tras la insistencia de las doctoras y mía y tras recibir respuesta nula de la doctora en turno, las doctoras me ingresaron inmediatamente al quirófano, tras anestesia general mi bebé nació por cesárea, tuvo 60 latidos por minuto y una serie de complicaciones debido a la asfixia que sufrió. Luego de la atención la pediatra que atendió a mi nena me dijo que si de milagro sobrevivía iba a quedar ciega, sorda, con parálisis cerebral por la asfixia que sufrió dentro de mi. Mi hija vivió tres días, falleció y en su certificado de defunción se registró que falleció por Disfunción Orgánica Múltiple, Asfixia severa perinatal, Coagulación Intravascular diseminada y Encelopatía Hipóxica Isquémica.

Los días que estuve hospitalizada posteriores a la cesárea, las enfermeras y médicos que me revisaban me preguntaban "¿Usted ya había informado a los médicos sobre el estado de su placenta?", a lo que yo respondía nuevamente toda la versión arriba citada, al preguntarles el por qué de su pregunta evadían las respuestas pero sólo se veían entre ellas. Hoy día, se que tuve desprendimiento del 80% de placenta, lo supe tras leer mi hoja de alta, pues a cada médico a quien le preguntaba lo que había sucedido sólo procedían a responder que lograron salvarme el útero y que harían todo lo posible por salvar a mi hija.

He investigado las posibles causas de lo que me sucedió, hay versiones que me indican que pudo ser el estado de salud respecto a la hipertensión, la cual estaba controlada, y hay indicios de que fue el grado de maduración de la placenta (que ya mostraba calcificaciones). Mi duda es si existe en mi caso negligencia médica o falta de pericia en la atención previa o durante el parto que concluyó en el desprendimiento prematuro de placenta y por lo tanto en el fallecimiento de mi hija.

Me recomendaron acudir a la CONAMED y que ellos investigarían de acuerdo a mi expediente, ¿es recomendable acudir ahí o acudir directamente al Hospital Zaragoza a la Coordinación de Ginecología?

Agradezco su atención y orientación.

Fam.  Vargas Hernández