Estado de Referencia: Jalisco

Mi vecina tiene un perico que no deja de gritar, ya hemos hablado con ella en varias ocaciones, lo medio calla un dia y despues sigue igual, ya tuve que ir al medico y su diagnostico es estres cronico, porque por el ruido no puedo descansar, es una señora grande, soltera, es dueña de su departamento y yo rento, pero no podria conseguir ottro igual de barato y bien ubicado, no puede ser que se sienta con mas derechos que yo, pago un lugar en el cual n puedo permanecer por el ruido de ese animal todo el dia.  necesito ayuda. por favor

No señora, su vecina no tiene más derechos que usted, pero usted si pretende tener más que ella?, “es una señora grande” usted lo ha mencionado, eso no le es suficiente para hacer uso de su tolerancia y comprensión? Las mascotas para las personas adultas son como hijos, los aman por sobre todas las cosas, así que seguramente no se deshará de su cotorrito.

Evítese conflictos, hable nuevamente con ella, pídale coloque la jaula del perico lo más lejos posible de sus ventanas (o muros contiguos) y de su parte, procure mantener cerrados los accesos contiguos o bien invierta un poco de dinero y ponga aislante de ruido en ese lado de su casa, pero sobre todo relájese, trate de no estar pendiente de lo que pasa en la casa de al lado, si le gusta la música, utilice su ipod y escúchela con audífonos, esto además de relajarla, puede ayudarla a conciliar el sueño.

Ahora bien, si la situación es tan intolerante, aunque le cueste, la que puede irse a vivir a otro lado, es usted, la señora está en casa de su propiedad y no se irá a ningún lado.

Seguramente el origen de su estrés es un cúmulo de situaciones y no solamente el ruido del cotorro, por lo que seria muy recomendable acuda con un psicólogo que le brinde apoyo terapéutico.

Como último recurso y espero así lo tome, como último recurso, puede acudir a la PROFEPA, esta es la Institución que se encarga de regular la tenencia y posesión de animales exóticos o en peligro de extinción, pero nuevamente le ruego sea consciente de sus acciones y no vaya a causarle sufrimiento innecesario a una persona que solamente tiene su mascota como único compañero de su vida.