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LA CORRUPCION SOCIAL COMO PRESUPUESTO DE LA ACTUACION DE LOS ABOGADOS.
- Autor : Victormiaz
- Fecha : Lunes 21 de Noviembre de 2011 12:54
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Hay una máxima vulgar que señala: “Los abogados son más chuecos que un plátano”, refiriéndose a que como profesionistas son desleales, traicioneros, defraudadores y codiciosos entre otras malas cosas. No tengo duda de que este tipo de abogados existen, eso es, incontrovertible. Sin embargo, esas opiniones no son del todo ciertas y en muchos casos son producto del resentimiento. Son doxa, opinión popular.
La realidad, en general, es totalmente diversa. Arturo Schopenhauer dijo sobre el tema de la maldad: “El médico contempla al hombre en toda su flaqueza, el abogado en toda su maldad, y el sacerdote en toda su necedad. Por su parte Tomas Hobbes popularizo la frase “Homo homini lupues”, El hombre es el lobo del hombre para señalar la falta de fiabilidad entre los seres humanos.
Es evidente que los abogados tratan con personas que tienen diversos tipos de problemas y delitos. Es decir, que las violaciones a la buena fe, la confianza, la sana convivencia, la palabra dada, a las obligaciones en los contratos, convenios o simples acuerdos consensuales se dan antes de que el abogado entre a escena.
La cosa se pone más radical en tratándose de delitos. A cualquier persona que se le ocurre robar, defraudar, lesionar, matar o cometer el delito que le venga a bien o mal realizar, no consulta a un abogado sobre la pertinencia de realizarlo o no, o sobre las consecuencias, en caso de que lo capturen y sea procesado.
Véase bien que hasta aquí, tanto, en lo civil, mercantil, familiar, penal o cualquiera otra materia, no ha hecho su aparición el abogado. Es solo cuando se deben cumplir o tratar de hacer cumplir con las obligaciones cuando las personas tienen menester de contratar a un profesional en Derecho. Quizá se encuentren con una opción contraria. Esa es una probabilidad tan general como ir a un mal restaurante o ir al sastre o carnicero poco fiables en su quehacer.
Volvamos a nuestro tema. Pongamos que a una persona la demandan por no cumplir con el pago a que se obligó, al suscribir un título valor, lo primero que pregunta es, si puede ganar el juicio. El abogado se pregunta, por qué no paga. Los títulos de los profesionistas son para litigar no para hacer magia. Si la cosa es en materia penal. Allí se topa el abogado con delincuentes de toda clase. Pongamos por ejemplo que una persona acusada de fraude solicite que un abogado lo defienda y le propone a su abogado que le pagara “nomas se termine el juicio” y que confié en que le pagara. Vale lo mismo para un ladrón, un violador o cualquiera otro delincuente. Los abogados saben por experiencia propia que no son de fiar en lo más mínimo aquellas personas que han cometido delitos. Confiar en personas ya corrompidas moral, legal, humana y espiritualmente es ingenuidad y la ingenuidad en un abogado es, una grave falta. No se trata de ser desconfiado a ciegas, no, se trata de la experiencia y el uso de la razón en cada caso concreto.
Es evidente que las leyes y los abogados son necesarios en tanto que las personas no son capaces de convivir sanamente por sí mismas. Necesitan de las sanciones impuestas coercitivamente para más o menos poder convivir entre sí. El incumplimiento de deberes o la maldad de las personas son presupuestos para que el abogado aparezca en la escena jurídica y no al revés.
Me parece que los abogados son conocedores de la falta de probidad de la mayoria de sus clientes y en consecuencia aseguran su paga. Eso no quiere decir que los abogados sean impolutos, no, pero, ese es tema de otra reflexión.
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